lunes, 21 de enero de 2013

La vida financiera después de la hipoteca

Adquirir una propiedad a crédito es asumir un compromiso a largo plazo, una deuda que afectará tu presupuesto mensual. Por ello es necesario que desde el primer momento sepas cómo ajustarlo; así comenzarás tranquilamente esta nueva etapa.

Los 5 puntos claves

1. Repartición de pagos. Es importante que hables con tu pareja sobre cómo dividirán los gastos de ahora en adelante. Consideren las deudas que tiene cada uno y hagan un plan de pagos real; la idea es que ninguno incumpla.

Si la hipoteca es mayor que la renta que pagaban, acuerden cómo se cubrirá la diferencia.

2. Ajustes. También es importante comunicarle al resto de la familia qué ajustes temporales se harán mientras se adaptan a este nuevo compromiso financiero. Tal vez es momento de hacer menos salidas los fines de semana y comer con más frecuencia en casa.

3. Adelantar la hipoteca. La recomendación es que en tu presupuesto anual consideres adelantar al menos una mensualidad de la hipoteca, para reducir el plazo y el pago de intereses.

Lo ideal es hacerlo durante los primeros cinco o hasta ocho años de la hipoteca, que es cuando se pagan más intereses y se aporta menos a capital. Asì, todo lo que adelantes se irá directo a tu deuda.

Supongamos que puedes aportar dos mensualidades extras durante cada uno de los primeros cinco años de tu crédito:

• Si tu hipoteca fuera a 10 años, sólo pagarías durante ocho años y medio.

• En un crédito a 15 años, reducirías el plazo de tu deuda tres años.

•En una hipoteca a 20 años sólo pagarías durante 15 años.

4. Ahorro. Contratar un crédito para comprar casa no justifica dejar a un lado el ahorro. Te sugerimos que hagas un ajuste en el porcentaje, pero no lo elimines. Toma en cuenta que el mínimo recomendable es 10 por ciento del ingreso mensual; lo ideal es 20 por ciento.

5. Los nuevos gastos. Cuando eres dueño tienes que asumir gastos que no habías considerado. Es importante tomarlos en cuenta y planearlos:

•Predial.

• Mantenimiento en general (pintura, pulido de pisos, plomería, electricidad; en fin: todas esas cosas de las que se encargaban el casero o tus papás).

• Emergencias. Son parte del mantenimiento, pero tienen que resolverse cuando se presentan y no de manera planeada, como la pintura. Por ejemplo, la ruptura de una tubería o problemas con la instalación eléctrica.

• Gastos corrientes de servicios.

Digamos que contratar una hipoteca, con todos los trámites que implica, no es el final, sino la continuación. Y si sigues estos sencillos consejos, será un cuento con final feliz

Los ajustes en tus gastos te ayudan a garantizar el pago de la casa.

Sonia Sanchez / Editorial Metroscubicos

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